En las últimas semanas, China ha limitado las importaciones de varias mercancías, entre ellas salmón y camarones congelados, provenientes de Noruega y Ecuador, así como pollo de los Estados Unidos y cerdo de Alemania, argumentando hallazgos de coronavirus en comercios consumidores, empaques y contenedores, o brotes de la enfermedad en las plantas productoras. Las restricciones se han aplicado a cargamentos de varias empresas de estas naciones exportadoras, que también han sufrido de largos periodos de inspección y un incremento excesivo en los análisis, llevándolas a aumentos en sus costos y precios finales.
Mientras las autoridades comerciales tratan de encontrar soluciones diplomáticas y evalúan la activación de mecanismos internacionales de solución de disputas, los expertos se preguntan si las medidas aplicadas por China responden realmente a la prevención del covid-19 o una estrategia proteccionista. La potencia asiática es productora de pescado, camarón y otros crustáceos, al igual que pollo y cerdo; cuyas ventas se han reducido durante los últimos meses, tanto en mercados locales como internacionales. Las importaciones de pollo de los Estados Unidos a China experimentaron una subida cuando Pekín puso fin a una prohibición de cinco años en Noviembre de 2019. Por otra parte, Ecuador es el principal origen (53%) del camarón importado por China y Noruega vendió cerca de 23,500 toneladas de salmón en 2019 a ese mercado.
Especialistas en el campo de la salud y la industria indican que es improbable que los productos alimenticios transmitan la enfermedad. La Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos rechazó el vínculo planteado por China, indicando que no hay “evidencia de que el COVID-19, un virus respiratorio, se transmita a través de alimentos o envases de alimentos”. Ningún otro país ha impuesto restricciones al comercio o nuevos requisitos sanitarios en el marco de la prevención del coronavirus.
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