El cierre del Órgano de Apelaciones de la OMC
Desde el 10 de diciembre, el Órgano de Apelaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha dejado de funcionar, dada la ausencia de un acuerdo entre los países para el nombramiento de nuevos jueces. Ahora, para solventar un diferendo, los miembros involucrados solo contarán con una instancia; sin posibilidad de solicitar una revisión de la decisión inicial. El principal responsable del cierre es Estados Unidos, que mediante veto ha obstaculizado la asignación de nuevos expertos como medida de presión para impulsar reformas en la OMC, especialmente en cuanto a la auto designación de las naciones en desarrollo y el alcance vinculante de la solución de diferencias.
Aunque algunos países y alianzas han planteado propuestas para la reforma de la OMC, sus posiciones son significativamente distintas y el Consejo General no ha impulsado un proceso específico para la transformación de la entidad. El Director General de la OMC, Roberto Azevedo, anunció el inicio de consultas para superar la crisis del tribunal de apelaciones, sin un plazo definido para su intervención. La situación además ha reavivado cuestionamientos sobre la efectividad de la toma de decisiones en la organización por la vía del consenso, en lugar de votaciones.
Durante este impasse, los más perjudicados serán los países pequeños, con pocos acuerdos bilaterales o regionales y carentes de poder económico para imponer condiciones a su intercambio internacional. Por otra parte, el surgimiento de nuevas guerras comerciales –escalables e interminables– podría convertirse en un reto global, uno que se creía superado con la creación de la OMC.
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