Infraestructura china para Latinoamérica

Uno de sus principales obstáculos para el desarrollo comercial y económico de Latinoamérica es su deficiente infraestructura. Por ello, varias naciones han decidido matricularse en esquemas de asistencia financiera y atracción de inversión, en el marco de sus nuevas relaciones diplomáticas y la negociación de tratados de libre comercio con China. Algunos han optado por unirse a la Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda con la intención de que los pendientes sean resueltos con capital chino.

La estrategia pareciera lógica, considerando que China se ha convertido en un socio muy relevante para la región. Solo en 2017, las alianzas y adquisiciones chinas en Latinoamérica rondaron los $17 mil millones y el gigante asiático financió proyectos públicos por unos $9 mil millones. Sin embargo, la apuesta es riesgosa y la experiencia de países que no lograron hacer frente a las obligaciones financieras impuestas por Pekín –como Malasia, Sri Lanka y Pakistán– no debe menospreciarse.

Múltiples proyectos de transporte y energía de Latinoamérica, a cargo de empresas chinas, se han retrasado o no han sido completados. Los inversionistas chinos encuentran los procesos de licitación y el ambiente regulatorio regional muy complejos; y han acabado inmersos en conflictos socio-políticos en más de una oportunidad. No es de extrañarse que la conclusión del II Seminario de China y América Latina y el Caribe, que se llevó a cabo el 8 y 9 de setiembre, es que las partes deben profundizar en su conocimiento mutuo.

Latinoamérica no tiene muchas opciones para llevar a cabo los mega proyectos viales y ferroviarios que necesita. No obstante, en vista de los antecedentes propios y extranjeros, un acercamiento cauteloso con China es más que recomendable.

Para más información consulte ReVista Harvard y Andina

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