Proteger a países, empresas y personas no significa sacrificar las ganancias económicas. Mediante la participación del sector privado a través de programas de comerciantes confiables, las estrategias de creación conjunta, y la educación bidireccional, los gobiernos adquieren transparencia en la cadena de suministro para permitir procesos simplificados y asignar con mayor precisión los recursos de seguridad.